miércoles, 17 de enero de 2007

Elia De las Ruinas

En otro tiempo, al parecer, fue una estatua. Incluso hasta hoy tiene la mala costumbre de quedarse como petrificada en el jardín de la Casa Abandonada, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en ningún punto en particular. Se considera una espectadora de la vida, rara vez protagonista, y sus ansias de aventuras se dan por satisfechas con aquellas que se arremolinan en su siempre agitada mente. Adora andar sola por ahí, y si los tiempos que corren no estuvieran tan profundamente afectados por la inseguridad reinante, andaría mucho más sola todavía, y tendría el coraje de ir sola a lugares mucho más lejanos y… solitarios. Es posible reconocerla porque sonríe o hace comentarios entre dientes aunque a su lado, en apariencia, no haya nadie. Y vale recalcar la expresión “en apariencia”, porque para ella, nunca deja de haber alguien. Viaja constantemente acompañada de los miles de personajes que habitan los recovecos de su laberinto individual y son éstos los infatigables compañeros de las tropelías ya señaladas. Un débil brote de su lado oscuro la habita igualmente siempre, aunque, por lo general, sin consecuencias perceptibles, ocultado el pobre por el disfraz de ser sociable que utiliza día tras día pero que al final tampoco es capaz de ocultar del todo su naturaleza ruinosa (que también le ha hecho perder ya más de una cita). Algunos dicen que habla con palabras medio extrañas o le preguntan si es extranjera, lo cual a ella le parece también muy raro. A veces trata de hacerse pasar por una rubia tonta pero no le sale, ni siquiera con los claritos que se hace. Siempre terminan descubriendo a la oscura y sarcástica “freak” que se esconde abajo. Hasta el tipo que le vende sus cd’s truchos lo descubrió enseguida y le ofrece exactamente la música que a ella le gusta.

3 comentarios:

Otilio Herrera dijo...

Hola, compermiso...

No sé, estaba la puerta abierta y pasé un momentito. Me he quedado maravillado ante las estatuas que encuentro, las hojas secas aún vivas y todo el ambiente que han logrado por aquí.

"Freak", no creo... deliciosamente extraña diría yo. Esta casa y sus pasadizos prometen largas horas mientras nos deslizamos por ahí, entre sus recovecos.

Felicitaciones, ya estaremos dando algo de guerra por aquí, si me lo permiten. Es que, como uno ve puertas abiertas o bardas para saltar, pues...

Elia dijo...

Es todo un placer para mí conocerte, Ramón. Y me encanta la idea de que te hayas animado a traspasar la puerta abierta, aún a pesar del aire de abandono del lugar :D

Se agradece igualmente el halago y espero que te sea agradable deslizarte por estos rincones y todas las opiniones o "guerra" que cualquiera desee dar, serán muy bienvenidas.

Un saludo.
Elia

Acho dijo...

Eeey! Buenas noches Don Oti! Sea bienvenido a esta humilde y abandonada morada!

Qué honor tenerlo por aquí!

Pase nomás, puede mirar con libertad.