lunes, 26 de enero de 2009

Edgar Allan Poe 2

El grito del Cuervo


“...ghastly grim and ancient Raven wandering from the Nightly shore
Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!”
Quoth the Raven “Nevermore”(1)
Edgar Allan Poe, The Raven

 

Algunos de mis libros tienen cierto trasfondo como continente y no solo por su contenido. El que lleva por título Poesía Completa de Edgar Allan Poe es uno de ellos. De todos los libros que he comprado en Buenos Aires –donde los precios son siempre alentadores– fue el más caro. Una edición bilingüe, en inglés y español de los poemas del oscuro Poe. Una buena inversión que se explica a sí misma.

Ya me lo habían dicho, y además mi alma lo sabía por esa especie de conocimiento que nos lega, quizás, alguna vida anterior: la poesía de Poe sólo existe como tal en el idioma inglés. Cualquier intento de volcarla, al menos al español, sólo sirve para enterarnos de qué tema trataba. Su verdadera alma se diluye en una lengua que le es ajena y el ritmo muere en palabras que no admiten la posibilidad de sus cadencias.

Porque es eso, el ritmo, lo que más me impresiona de la poesía de Poe y me hace preferirlo como poeta, aun cuando cuentos como “La caída de la casa de Usher”, “El gato negro” y “La máscara de la muerte roja” hayan quedado tatuados en mi espíritu, poniendo una gastada teja más a la casa en ruinas que me cobija.

Existe tal genio en Poe para hablar esa otra lengua –extranjera pero a la vez universal– que es la poesía, que de su voz, perpetuada en los signos escritos, surge un mundo nuevo de sensaciones, las cuales como el cuervo en el busto de Pallas, se posan en nuestra alma para no abandonarnos nunca más. La poesía de Poe construye una nueva realidad con las palabras y la música que nace de combinarlas de la manera que sólo un verdadero iluminado –irónico para referirnos a Poe– es capaz.

Hablar de la poesía de Edgar Allan Poe es hacer mención de El Cuervo y Tamerlán. Pero un ejemplo magistral de su ritmo está dado en el poema The Bells (2), donde es posible escuchar en nuestro interior el repicar de las campanas. La juguetona alegría de las campanas de los trineos y la dulce dicha que anuncian las campanas de boda, así como el terror de las campanas de alarma y la solemne tristeza del doblar de las campanas, viven y se transmiten en el ritmo perfecto de cada estrofa. Porque además de la perfecta sonoridad, alcanza también un tono magistral, amoldando con facilidad nuestro ser a la profundidad de sus oscuras emociones.

En pocas palabras: por The Raven y The Bells vale la pena tomar, un par de años, clases de inglés. El alma sombría de Poe justifica más que suficientemente hacer nuestro un idioma extranjero.

 

Darkness there and nothing more. (3)

 

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1. “...fantasmal y adusto cuervo antiguo que errando llegas de la costa de la noche,
¡dime cuál es tu nombre señorial en la costa plutoniana de la noche!”
Dijo el cuervo: “Nunca más”.
2. Las Campanas
3. Había oscuridad y nada más.

Edgar Allan Poe 1

La casa de las sombras


“…no podía luchar contra las sombrías visiones que se amontonaban sobre mí 
mientras reflexionaba en ello.”
E.A. Poe, La caída de la Casa de Usher


Lo recordaba con ese extraño terror que se nos hace casi familiar a la mañana, cuando pasamos revista a las pesadillas nocturnas. Mi des-memoria olvida rápidamente los hechos, los datos, las características, el relato. Sólo una imagen permaneció: una casa oscura y vieja, rodeada de morbosas brumas. Y su final de desaparición preanunciada, llevándose consigo a las últimas ramas de una estirpe que el tiempo pudrió sin misericordia.

Hace poco leí que Cortázar decía que todos somos, en algún sector de nuestra persona, Edgar Allan Poe. Y, desde mi humilde punto de vista, es cierto. En unos más que en otros late amenazadora la locura inseparable de nuestra condición humana. El reverso escondido de nuestra tan autoalabada particularidad de seres racionales. Mucho pensamiento recibe el nombre de contemplación. Contemplar en exceso deviene en locura. Eso nos dice Poe, en muchos de sus relatos.

“La caída -o el hundimiento- de la casa de Usher” es, sin duda, mi cuento favorito. Hoy volví a leerlo, para saborear cada línea opresiva y para responderme con firmeza a la pregunta de por qué me gustaba tanto. Quizás fue ese cuento el primer mapa que tuve para llegar a mi propia casa de sombras. Talvez fue Poe el que me enseñó a destrabar las oxidadas cerraduras, sonriendo con ese gesto casi sobrenatural pero a la vez triste, al contemplar a un nuevo y joven pupilo dispuesto a iniciar su camino por las hondas noches de ese espíritu único y a la vez universal que es el de cada uno.

El mundo ama la luz y rechaza las sombras. Desprecia a los cuervos que despiertan temores con sus graznidos convencionalmente definidos como de mal agüero. Ensalza lo rozagante y trata de eliminar los rostros lívidos. Pero este afán de pintar el mundo de colores alegres resulta a veces tan artificial que hiere. Y tendemos a convertirnos en esos sepulcros blanqueados de los cuales hablan las parábolas. Relucimos, acorde al gusto general, pero nos pudrimos por dentro.

Somos seres complejos, un delicado equilibrio entre lo maravilloso y lo despreciable. Un equilibrio por el cual se luchan miles de batallas diarias. No tiene sentido negar nuestras oscuridades. Yo prefiero saber que están ahí y hacer lo posible para que se queden tranquilas. En mi interior habita una fiera y puedo ser, en cualquier momento, la casa de sombras tragada por un fétido estanque que respira miasmas y en el cual se contemplan árboles enfermizos. Pero alguien recorrió antes que yo esos espinosos y foscos caminos. Alguien dejó señales en el sendero.

Por eso Poe sigue vivo en la conciencia del mundo y hoy lo celebramos, a doscientos años de haber abierto los ojos a la luz, para caminar por su difícil mundo de sombras. Porque él se animó a bajar a los infiernos, aun cuando no sabía si su alma hallaría el perdón en algún momento. El bajó y sus historias quizás nos ahorraron a muchos el descenso.

Breve opinión -ajena- sobre el autor: E.A. Poe


Llegamos a la conclusión de que una biografía pueden sacarla de cualquier parte, más aún cuando hace unos pocos días el mundo entero ha celebrado el bicentenario -200 añitos- del nacimiento de Edgar Allan Poe (celebración de la cual no podíamos estar ausentes y que nos obligó a darnos una vuelta por la Casa Abandonada, más de cuatro meses después de nuestra última aparición).

Entonces, hoy no les dejamos una biografía. Compartimos con nuestros lectores -que a esta altura tienden a parecernos una leyenda urbana- un fragmento de una columna que un escritor compatriota -paraguayo- escribió precisamente para conmemorar este acontecimiento que nos ocupa. Nos gustó mucho la manera de enfocar su homenaje.

El artículo fue publicado en el Correo Semanal (suplemento artístico - cultural) del diario Última Hora de Paraguay, del sábado 24 de enero de 2009 y está firmado por Eulo García.


Caminando entre las sombras

Días antes de su física muerte, los cuervos ya lo sabían, por eso rondaban rampantes por las calles de Baltimore. Abrazado por las brumas del opio y la memoria, mister Edgar Allan Poe se desliza por las calles de su oculta ciudad convertida en noche. Ya no camina, tambalea. Ya sea por borrachera, delirio, dolor o por la simple ferocidad de la sola vida, el desahuciado Poe trata de esquivar las miradas que lo escrutan, a las sombras que lo acechan tras sus espaldas desprovistas ya de capas y caricias, y busca vanamente huir de los fantasmas que lo persiguen reclamándole un poco de la vida que su pluma o su cabeza creó en hojas manuscritas que hoy descansan en botellas que flotan perdidas en el océano del tiempo...


Transcribimos solo un fragmento por falta de tiempo para tipearlo completo (no encontramos el artículo en la página web del diario citado, quizás solo somos medio malos con esto de la informática), pero creo que captan la idea de lo que nos ha gustado.

Para hablar de literatura, hay que hacer literatura.

Saludos.

I & E


PS. Si alguien quiere leer todo el artículo, dejamos la dirección de correo del autor que figuraba en el periódico: euloga@yahoo.com.ar

PS2. La imagen la sacamos de 
http://pedrophablo.wordpress.com/2008/07/21/los-crimenes-de-la-calle-antigona/