sábado, 17 de marzo de 2007

Julio Cortázar 1

La noche boca arriba: el reverso de la ficción.


Antes que nada: si no leyeron el cuento, este comentario podría adelantarles el final. Si no les importa, continúen.

Me declaro fan de Cortázar. Y éste es uno de mis cuentos favoritos, uno de mis pocos amores a la primera leída. Porque yo no me enamoro fácilmente, menos aún de los cuentos, con quienes soy todavía más exigente que con las personas (quizá porque en esas decisiones nunca influyen los efectos del alcohol…).

Cuando era chico conocí una leyenda urbana según la cual dormir boca arriba produce pesadillas. Tardé en comprobarlo, ya que siempre dormí boca abajo. Hasta que los ensayos de la agotadora vida adulta me hicieron desarrollar la capacidad de dormirme en cualquier lugar y posición. Y encontré certeza en la leyenda: las pesadillas eran más frecuentes al dormir boca arriba.

Ése es el quid de este cuento de virtudes muy destacables, que comienza sencillo pero atrapa inmediatamente. Un hombre sale en su moto pensando en llegar a algún lado, como cualquiera de nosotros, un día normal. El inevitable accidente trunca su viaje y se ve arrojado al pavimento por esquivar a la mujer que cruzó la calle aún cuando el semáforo daba luz verde. En la cama del hospital, con el brazo enyesado colgando de un aparato, empieza su noche boca arriba: comienzan las pesadillas. Y como dos extremos de diferente color que se degradan hacia el medio hasta el punto de mezclarse y no poder determinar dónde termina uno y comienza el otro, así se mezclan en esta historia pesadilla y realidad. Los sueños hablan de épocas antiguas, de un tiempo sagrado para los aztecas en el cual cazaban hombres de otras tribus, y los hacían ofrenda para sus dioses en un ritual cuyo cenit también le llegaba a la víctima boca arriba. La paz del hospital, la almohada blanda y la botella de agua contrastan con la desesperación de quien huye de sus cazadores a través de las ciénagas, aferrando con terror el amuleto que lo une a sus propios dioses, en un ruego por apartar el mal. Al final, cuando se acerca la madrugada, los límites se desdibujan y la ficción se da vuelta. Uno deja de ser cuanto creía, y lo de antes parece un ridículo sueño de bienestar ante la cruda realidad del horror.

En este cuento resplandece la maestría de Cortázar y además lo deja a uno imaginando. ¿Nunca tuvieron la sensación de que esta vida no es sino el fragmentado sueño de ese otro que ya fuimos o habremos de ser? Las tierras oníricas son para nosotros un mundo extraño. A veces un cómodo refugio, otras, un infierno del que huimos gustosos, agradeciendo al cielo por haber despertado. Hasta que llega el día en el cual ya no lo hacemos.


Leer el Cuento La noche boca arriba.


Comentario aparecido en la revista
Acción Cooperativa, Febrero 2007.

2 comentarios:

Otilio Herrera dijo...

¡Venga! ¡Tenemos una tenue vela a través de las ventanas de lo que empezaba a creer una casa dejada a su suerte!

Julio Cortázar... he leído muy poquito de él. Pero lo que he leído me gusta.

Yo no creo que la vida sea un sueño de otras realidades, pero la física cuántica acepta la existencia (hipotética) de éstas... así que mientras descubro si tengo una vida paralela donde nunca hubo distancias entre cierta persona y yo... me apego al guión que me pusieron a actuar :)

Un abrazo fraterno.

Acho dijo...

Ramón, alias Oti, muchas gracias por el comentario.

Bueno, la cuestión es que como este blog había surgido para complementar nuestros trabajitos en la revista en la cual colaboramos, al retrasarse la aparición de nuestros primeros comentarios por razones de fuerza mayor, dejamos un poco más abandonado de lo usual este sitio. Pero estamos poniéndonos las pilas para regresar con todo.

En cuanto a Cortázar, te recomiendo sinceramente que lo leas. Un amigo decía que sus cuentos le ayudaron a él a transformar en lectores a muchas profanos, y ése es un logro importante.

Aparte de estos dos que son muy buenos, me gustaría recomendarte "La autopista del sur" que es sin duda uno de los cuentos más geniales que mi experiencia de lector registra. También uno clásico y breve como "La continuidad de los parques". Y otros como "No se culpe a nadie", "Carta a una señorita en París" y "El río".

Esto es lo recuerdo por ahora.
Saludos.
Acho